El Largo camino de la restitución de tierras en Valencia

Pero como reza el adagio popular más vale tarde que nunca, hoy casi 20 años después del desplazamiento, empieza a germinar las semilla de un posible retorno.


Cerca de las nubes, pero no del cielo

Un camino de herradura polvoriento y agrietado, es la única vía de acceso al corregimiento las Nubes, en Valencia, un lugar hermoso adornado por las imponentes montañas de la Serranía de Abibe. El fuerte verano que azota a esta región ha tornado amarillento los pastos de esta fértiles tierras, cuyo pasado reciente estuvo marcado por el despojo de cientos de campesinos por parte de los Paramilitares.

Pero como reza el adagio popular más vale tarde que nunca, hoy casi 20 años después del desplazamiento, empieza a germinar las semilla de un posible retorno, el cual estaría condicionado por varios factores, entre ellos la seguridad y el miedo que aún se resiste a desaparecer de la memoria de quienes un día tuvieron que tomar camino abajo, cargados con lo poco que tenían y abandonar por las amenazas de muerte de los “paras”.

Apoyado sobre el poste de una extensa cerca de alambre, Pedro Pérez* contempla con añoranza las tierra que de la noche a la mañana le fueron arrebatadas, él cuenta con nostalgia que en el año 1994 un grupo de hombres armados llegaron hasta su vivienda y le obligaron a venderla a precio de huevo, “O me vende usted o me vende la viuda” relata, con un tono de voz que deja escapar cierto aire de nerviosismo.

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Y no es para menos, ya que esa sentencia de muerte obligó el desplazamiento de aproximadamente 19 mil personas durante los años 1997 hasta mediados de 2010, según lo documenta el antiguo registro Único de Población Desplazada (Rupd), convirtiendo a Valencia en el tercer municipio del departamento de Córdoba con mayor número de desplazados después de Tierralta y Puerto Libertador*.

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Esta zona estuvo por mucho tiempo dominada por el oscuro accionar criminal de alias “Don Berna”, sin embargo, según el documento dinámica de la Violencia en Córdoba, “Fidel Castaño compró la finca Las Tangas, situada a orilla del rio Sinú en el municipio de Valencia, en los primeros años de la década de los ochenta, que con los años se volvió la sede de la organización de las autodefensas, denominada en esos años Los Tangueros” y desde allí planearon la extensión del proyecto paramilitar Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU).

Ese mismo documento señala que, “El bloque Córdoba” de esta organización a su vez se dividía en varias estructuras. Es así como en Tierralta y Valencia había un frente denominado Abibe, bajo el mando de alias Sebastián; en Valencia, estaba el frente Héroes de Tolová, bajo el mando de Manuel Arturo Salom Rueda, alias JL; igualmente en Tierralta y Valencia existía la llamada Escuela Móvil en la que se formaban cuadros de las autodefensas.

Sin embargo, se ha conocido que algunas víctimas han señalado como principal despojador del predio Las Nubes a Rodolfo Vesga Meneses, de quien se presume ejerció presión armada, e intimidó a los campesinos para que vendieran sus tierras a precios que oscilaban entre 5 y 7 millones de pesos, con el argumento de que necesitaban las tierras para extender el dominio*.

Según información suministrada por la Unidad de Restitución de Tierras, se presume que Vesga Meneses, era un Lugarteniente en la zona, tenía alianzas con alias ‘Don Berna’ y los Castaño, en julio de 2012 agentes del CTI lo capturaron ya que la Fiscalía lo solicitaba por los delitos de concierto para delinquir agravado y desplazamiento forzado.

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El 31 de marzo pasado el equipo periodístico de LARAZON.CO se desplazó hasta el corregimiento Las Nubes en compañía de otros colegas de medios nacionales e internacionales, a presenciar el acto de notificación de reclamación que existe sobre un predio llamado Riohacha, una finca de 45 hectáreas sobre la cual, varias familias solicitaron la restitución de sus parcelas, presuntamente despojadas en los años noventa.

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Ese mismo día el equipo de topógrafos de la Unidad, acompañó a Pedro Pérez*, para identificar el predio de su propiedad ubicado tan solo unos metros de la finca Riohacha, “Yo tenía muchos años de no volver por aquí pero recuerdo que mi finca quedaba detrás de aquella loma” dice, señalando al horizonte.

La finca está ubicada al lado de la carretera, a la entrada se observa una caballeriza, y al frente una vivienda de palma donde reside una pareja de esposos que hace un mes llegaron al sitio, “Nosotros no tenemos mucho de estar aquí, esta finca la compró el patrón hace como dos meses” manifiesta la mujer que administra el predio, quien ante las cámaras firma el acta de notificación que después fue colgada en la puerta de entrada al predio. Ahora, la Unidad de Tierras inició el proceso administrativo que pretende llevar los casos ante los jueces especializados en restitución de Tierra.

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Un largo camino por recorrer

Valencia, supone quizás el mayor reto para la Unidad de Restitución de Tierras de Córdoba en cabeza de Rodrigo Torres Velásquez, es un territorio complejo por varios factores entre ellos, topografía difícil, vías de acceso en pésimo estado, gran extensión territorial y lo que es peor aún, presencia viva de actores armados.

A pesar de que los esfuerzos se están concentrando por ahora en Montería, todo el municipio de Valencia está expectante a lo que pueda ocurrir con este proceso catalogado de histórico.

Hasta el momento se han recibido 560 solicitudes de reclamación en Córdoba, ya se conocen alrededor 300 reclamaciones sobre los casos de las haciendas Las Tangas, Jaragüay, Santa Mónica, Roma y Pasto Revuelto*.

Hay un antecedente reciente de sentencia favorable que restituyó a 170 hectáreas 23 familias en la Hacienda las Tangas, epicentro de la barbarie paramilitar.

“Si me devuelven yo no sé si regrese, aún tengo miedo, porque el hombre no perdona” dice Pedro Pérez, campesino de 67 años, piel morena, y aspecto bonachón, mientras busca refugiarse del inclemente sol bajo las pocas hojas que le quedan a un árbol de campano.

Aunque en la memoria sigue vivo el recuerdo del despojo, los campesinos que se han atrevido a reclamar, esperan que se puedan dar las condiciones necesarias para un retorno efectivo a los predios de los que nunca debieron haber salido.

*Nombre ficticio para salvaguardar la identidad del reclamante.